Las ecografías en este tipo de gestaciones son más frecuentes y en muchos casos se acompañan de exploraciones especificas como es el caso del estudio doppler que permite evaluar el riego sanguíneo de los vasos fetales y placentarios.
Últimamente se ha incorporado la ecografía en cuatro dimensiones que permite visualizar en tiempo real la morfología fetal en tres dimensiones, pudiendo aportar gran información en el caso de algunas malformaciones fetales.
Es una ecografía que permite la visión del feto en tres dimensiones, en tiempo real. Permite obtener imágenes de gran calidad y realismo que suelen ser más fáciles de interpretar para los padres.
Puede realizarse en cualquier momento a partir de las 12 semanas, aunque el momento ideal es alrededor de las 28-30 semanas de embarazo.
Actualmente y gracias a los avances de la tecnología, es posible obtener imágenes ecográficas en 3 dimensiones en tiempo real y además captar el movimiento, no solo la imagen estatica. En otras palabras: es como un vídeo, una película.
La monitorización fetal es una prueba que, generalmente, suele realizarse en las últimas semanas del embarazo y también durante el parto para controlar la actividad uterina y el bienestar fetal intrauterino.
Conocer el estado de salud del feto durante el embarazo y el parto es algo prioritario para los profesionales y también para los padres.
La monitorización fetal es una técnica indolora y no invasiva que suele realizarse en las últimas semanas del embarazo y durante el parto con objeto de controlar la actividad uterina y el bienestar intrauterino del bebé. Para ello se emplea un cardiotocógrafo o monitor, que es un aparato que registra en una pantalla el número, la intensidad y duración de las contracciones y la frecuencia cardiaca fetal (FCF), que no es otra cosa que el ritmo del latido del corazón del feto por minuto. De esta forma, se realiza un patrón en el que se compara si existen contracciones y el comportamiento que tiene el bebé ante esas contracciones.
Amniocentesis.